Por José Antonio Sánchez
A partir del 9 de abril de 2025, el comercio internacional enfrentará un terremoto de proporciones históricas. Ese día entra en vigencia una batería de aranceles impulsada por Donald Trump, que golpeará a prácticamente todos los productos que ingresen a Estados Unidos, el mayor importador del planeta. La decisión marca un punto de inflexión: un retorno agresivo al proteccionismo, bajo el lema de “America First”, pero con consecuencias que se extenderán mucho más allá de las fronteras estadounidenses.

¿Qué ha hecho Estados Unidos?
La nueva política establece un arancel base del 10% a todas las importaciones, pero con tarifas diferenciadas para ciertos países considerados “desleales” o “aventajados”. Entre ellos:
- China: 34%
- Unión Europea: 20%
- Japón: 24%
- India: 26%
- Israel: 17%
- América Latina (incluido Ecuador): 10%
Los únicos exentos son Rusia, Cuba, Corea del Norte y Bielorrusia, países que, según la Casa Blanca, ya están lo suficientemente castigados por otras sanciones.
¿Qué busca Trump?
El objetivo declarado es “recuperar empleos estadounidenses, impulsar la industria nacional y equilibrar la balanza comercial”. En la práctica, sin embargo, se trata de una guerra comercial de gran escala, que podría desatar represalias, minar cadenas globales de suministro y forzar a muchos países a replantear su modelo exportador.

¿Cómo podría afectar a Ecuador?
Aunque el arancel para América Latina es del 10%, la afectación para Ecuador puede ser significativa:
- Exportaciones sensibles: Productos como flor cortada, banano, camarón y cacao fino, que se han abierto paso en el mercado estadounidense, ahora tendrán que competir en desventaja frente a productores nacionales o de países no afectados.
- Pérdida de competitividad: El encarecimiento del producto por el arancel podría trasladarse al precio final, reduciendo ventas y afectando a miles de empleos en zonas rurales.
- Presión sobre el dólar: Al recibir menos dólares por exportaciones, se debilita el flujo externo, vital para una economía dolarizada como la ecuatoriana.
- Afectación al empleo: Sectores agroindustriales y logísticos podrían resentir la baja en la demanda, elevando el desempleo o forzando migraciones hacia mercados alternativos como China o Europa.

Reacciones internacionales
La comunidad internacional ha reaccionado con preocupación:
- Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, dijo que las consecuencias serán “nefastas para millones de personas en todo el planeta”.
- Países como Alemania, Francia y Japón analizan llevar el caso ante la OMC o imponer aranceles de represalia.
- Organismos multilaterales, como el FMI y la OMC, advierten que el mundo se dirige hacia una “recesión autoinfligida” si se rompe el equilibrio del comercio global.
¿Y ahora qué?
Para países como Ecuador, este es un momento clave para diversificar mercados, mejorar tratados comerciales regionales y agregar valor a sus exportaciones. También representa una oportunidad para fortalecer relaciones con países asiáticos o ampliar presencia en América Latina.
Pero el reto no es menor: sobrevivir en un nuevo orden donde Estados Unidos juega a solitario, defendiendo su economía sin importar las consecuencias globales.